martes, 21 de julio de 2009

Nunca pararon las ejecuciones en Chihuahua hace 86 años mataron a Pancho Villa


“Allá en Parral descansa Pancho Villa”, fue la nota musical interpretada por la Banda de Guerra del Gobierno del Estado que se escuchó esta mañana durante la conmemoración del 86º aniversario del General Francisco Villa.

Durante una ceremonia cívica realizada a las 10:00 horas en la Plaza de la Revolución, ubicada en la avenida Venustiano Carranza y Escorza, representantes de los tres poderes del Estado, montaron una guardia de honor y ofrecieron ofrendas florales ante el monumento del “Centauro del Norte”.

“De esta forma terminó la vida y comenzó la historia de un hombre, de un mexicano universal que trascendió por su astucia y valentía y que contribuyó para que una nación avanzará en el logro de sus anhelos de libertad y de justicia social”, concluyó en su reseña el orador oficial, el director de Educación Elemental de los Servicios Educativos del Estado de Chihuahua (SEECH) y representante de la secretaria de Educación y Cultura.

En representación del Gobernador del Estado acudió el Director de Planeación Educativa de la SEC, asimismo representando al Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, estuvo la encargada del Departamento de Estadística, así como un representante del Congreso del Estado.

Por parte del Municipio de Chihuahua, acudió el Subdirector de Atención Ciudadana. Representando a la secretaria de Educación y Cultura, el director de Educación Elemental de los SEECH.

Por la parte de autoridades militares acudieron representantes de la Quinta Zona y de la Región Aérea del Noroeste.

La asistencia de alumnos de la primaria “Praxedis G. Guerrero”, que participan en los cursos del Encuentro Vacacional, dieron realce al evento.

El tenor Gerardo Nájera y la Banda de Música del Gobierno del Estado participaron en la interpretación del Himno Nacional Mexicano y del Himno del Estado de Chihuahua.

La escolta y banda de guerra del 23º Batallón de Infantería rindieron los honores a la Bandera.

RESEÑA DEL ASESINATO DEL GENERAL FRANCISCO VILLA

El 17 de julio de 1923 el general Francisco Villa tuvo que ir al pueblo de Río Florido para apadrinar el bautizo del hijo de un amigo, para ello habría de llevar a su escolta montada, pero Trillo, su secretario particular por razones de economía y rapidez, prefirió que fuera una pequeña escolta en el automóvil del General Villa.

Este aceptó y Trillo los acompañó para alternarse en la conducción del vehículo. A la salida de Canutillo una señora pide con insistencia hablar con Villa y cuando lo consigue, le refiere que hay complot para asesinarlo; Villa se molesta y le pide que se retire.

Minutos después se despide nuevamente de esposa e hijos y con lágrimas en los ojos les dice: si no nos volvemos a ver en esta vida, nos veremos en la otra.

Villa regresó de Río Florido a Parral donde permaneció dos días; allí volvió a recibir a la mujer que le denunciaba el grande complot para darle muerte. Villa le da dinero y ordena se retire. Era la segunda denuncia. Al fin decidió regresar a Canutillo.

Un grupo de individuos (civiles y oficiales del ejército) entre quienes figuraban enemigos personales de Villa: Melitón Lozya, José Sáenz Pardo, Librado Martínez, Jose y Román Guerra, José Barraza, Ruperto Vera y Juan López, ocultos en una casa deshabitada en Parral, a las 7:45 horas del día 20 de julio de 1923 esperaban al revolucionario.

Villa manejaba el automóvil, a su derecha iba Trillo, en los asientos de atrás venían cuatro de la escolta. De pronto una serie de descargas a corta distancia, toman desprevenidos a los ocupantes del automóvil que desvía y choca contra un árbol mientras casi toda la tripulación agoniza.

El primer balazo que recibió el general Villa le desprendió el corazón. A pesar del proyectil mortal, Villa alcanzó a expresar: “Ya no hay lucha” y la mano derecho del caudillo se la llevó a la cintura mientras que cargaba su pistola.

A pesar de que Villa había muerto, uno de los asesinos se acercó cautelosamente y le dio el tiro de gracia en la cabeza. El cuerpo de Villa quedó doblado sobre la portezuela del vehículo y la mano derecha cerca del revólver.

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