miércoles, 20 de mayo de 2009

1995 México no aprendió, 2009 la debacle mundial

México fue protagonista de la llamada Primera Gran Grisis del Siglo XXI, sin embargo, poco aprendió de aquella dura lección. La debacle actual ha puesto en evidencia lo que se dejó de hacer en los últimos 15 años y que dañará a la población, si bien, en menor medida que en 1995, coincidieron expertos internacionales.

Aunque al comenzar 2009 el gobierno federal se mostraba optimista sobre la evolución de la economía mexicana, y mantenía su proyección de que el Producto Interno Bruto (PIB) crecería 1.8 por ciento, la realidad le obligó a reconocer que la actividad se desplomara hasta 5.0 por ciento. Al final, lo que el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, se empeñó en llamar una ligera gripa, se convirtió en una pulmonía.

Como resultado de esta contracción económica, más de medio millón de mexicanos podrían perder su empleo, y la tasa de ocupación podría alcanzar niveles no observados desde la Crisis del Tequila.

De acuerdo con la Encuesta de Expectativas entre Especialistas del Sector Privado que realizó el Banco de México al cierre de abril, en promedio los expertos estiman que el PIB nacional disminuirá 4.02%, no obstante, la correduría UBS prevé que el desplome podría ser de 7.0 por ciento, y unas menos pesimistas proyectan una caída en un rango de 4.5 y 5.5 por ciento.

Con ello, la tasa de desocupación en México podría cerrar el año cerca de 6.0 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). Sólo al cierre del primer trimestre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó un nivel de desempleo de 5.1 por ciento de la PEA, equivalente a dos millones 300 mil personas sin un empleo formal. En contraparte, 12 millones de personas se declararon ubicadas en el mercado laboral informal.

En materia de ingresos públicos, la Secretaría de Hacienda reportó que al cierre del primer trimestre que sus ingresos tributarios no petroleros fueron 30 mil 912 millones de pesos menores a lo aprobado en la Ley de Ingresos de la Federación del Ejercicio Fiscal 2009, donde sólo el Impuesto Sobre la Renta se
quedó corto por 21 mil 333 millones de pesos, esto es 12.40 por ciento menos de lo estimado.

La deuda pública del país, aunque ha crecido al adquirir créditos con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, aún es superada por el saldo de las reservas internacionales, que se ubicó en 76 mil 313 millones de dólares la semana anterior.

En materia financiera, el Índice de Precios y Cotizaciones al cierre de ayer reportó el mejor nivel desde octubre de 2008, lo que implica una ganancia acumulada de 8.78 por ciento en lo que va de 2009. Sin embargo, en los dos primeros meses reportó una pérdida de más 20 por ciento.

Por su parte, la moneda mexicana acumuló una depreciación en 2009 de 12.25 por ciento en marzo, y al cierre de abril reportó una pérdida de terreno anual de 27.81 por ciento. No obstante, ha logrado recuperarse, y ayer, al cerrar en 12.94 pesos por dólar en su denominación interbancaria, logra el mejor nivel de los últimos seis meses.

Este escenario es lejano al experimentado en 1995. En aquellos días, la paridad del peso frente al billete verde perdió 31.5 por ciento sólo en diciembre de 1994, y alcanzó una depreciación anual de 104 por ciento en marzo.

Como era natural, esta pérdida de valor de la moneda impactó en la inflación, que sólo en abril de 1995 fue de más de 25 por ciento. Entre diciembre de 1994 y agosto de 1995 el incremento en los precios al consumidor fue de 80 por ciento.

Se requirieron créditos con el exterior de más de 36 mil millones de dólares, mientras que la deuda pública fue de más de 40 por ciento del PIB, mientras que las reservas internacionales cayeron a seis mil millones de dólares.

La economía se derrumbó 6.2 por ciento, y se perdieron 900 mil plazas formales durante 1995, lo que además, impulsó el porcentaje de personas que vivían bajo el margen de pobreza externa.

Lección no aprendida
Pero si bien la historia, en términos económicos y humanos, no es similar, aún, en magnitud a lo vivido en aquella crisis, lo que sí ha dejado claro esta nueva debacle es que México no aprendió la lección.

José Antonio Ardavín, director interino de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), asegura que el gobierno federal tiene varios
asuntos por resolver en términos de mejorar la recaudación fiscal, en materia de competitividad, reformas laborales y educación.

Joost Draaisma, economista principal para México del Banco Mundial, afirma que la lección de la crisis de 1995 ha sido aplicada parcialmente, pues si en esta ocasión se hubieran implementado políticas fiscales anticíclicas y una mejor estimulación fiscal, más un ahorro interno a partir de los ingresos petroleros, México tendría mejores condiciones para salir de la crisis global actual, y no estaría sufriendo las condiciones actuales.

Por su parte, Barbara Kotschwar, investigadora del Instituto de Economía Internacional Peterson (IIE), dijo que aún hay más por hacer y calificó la crisis como un momento para “un despertar del gobierno”, quien debe pensar en innovar en temas como el petróleo, la educación y para crear empleos.

En una plática que mantuvieron con Excélsior, los especialistas coinciden en que México modificó acertadamente y en tiempo, su política de operación cambiaria.

En materia de proyecciones económicas explican que si bien las estimaciones sobre la economía mexicana han sufrido cambios, se trata de un fenómeno que se ha dado en muchos países, ya que depende del avance de la crisis, y en el caso de México, se debe a que “el origen de la crisis en el país depende de la demanda del exterior”.

Barbara Kotschwar concluye que resulta difícil que un incremento en los impuestos impacte de manera positiva y a corto plazo la economía mexicana, sin embargo, opina que es importante que se considere hacer un cambio en materia de petróleo y recaudación de impuestos. Cabe recordar que en las últimas semanas se ha hablado sobre impulsar nuevos impuestos o generalizar el IVA. No obstante, el incremento del IVA desde una tasa de 10 hasta 15 por ciento en 1995, por Guillermo Ortiz Martínez, entonces secretario de Hacienda, apoyó sólo marginalmente los ingresos públicos del país.

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