La quiebra de General Motors (GM) es inminente. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos guía a la empresa en los preparativos para una protección por bancarrota, que se declararía el 1 de junio, cuando expira el plazo dado por el presidente Barack Obama para presentar “planes viables” de reestructuración.
Ayer, en respuesta al anuncio, los títulos de la automotriz se hundieron 16.18%.
Integrantes del Grupo Presidencial del Automóvil (GPA), que supervisan la reestructuración del sector, iniciaron en Detroit una nueva ronda de conversaciones sobre el futuro de la empresa.
Ante este escenario, los trabajadores de GM en Canadá (CAW, por sus siglas en inglés) defendieron ayer la rentabilidad de la firma en su país, y criticaron que amenacen con cerrar las plantas.
En México, ni sindicatos ni autoridades dijeron cómo defenderán los 11 mil empleos directos y los 40 mil indirectos que GM genera. La empresa tiene presencia en el país desde 1935. Los analistas sostienen que es una de las filiales más rentables por su bajo costo de producción.
GM cuenta en México con cuatro complejos industriales, un edificio corporativo, un centro de pruebas y otro de ingeniería. Tiene activos en Silao, Guanajuato, y en Ramos Arizpe, Coahuila.
Empresas de autopartes dijeron que podrían cerrar porque 60% de su producción va a EU. En 2008, las compras de GM a mexicanos fueron por 7 mil millones de dólares.
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